Desde
el sexenio de Vicente Fox se instituyó la ley para la prevención y
la erradicación de la discriminación en México con el fin de
garantizar todos los derechos iguales para todos los mexicanos como
lo marca nuestra constitución política. Sin embargo son muchos los
grupos que continúan siendo vulnerables y discriminados por varios
sectores de la sociedad causando un daño permanente a las garantías
individuales y a la calidad de vida de la nación. Por ello existe el
Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, el
CONAPRED, órgano federal que vela por el cumplimiento de la ley y la
igualdad.
Los
grupos más discriminados son: los migrantes, los indígenas, los
discapacitados, los homosexuales y bisexuales, los afrodescendientes,
las etnias, los adultos mayores, las personas que cambian de sexo
(transgénero y transexuales), las mujeres, los jóvenes, las
trabajadoras del hogar, las personas con creencias religiosas no
mayoritarias, las personas que viven con VIH/SIDA y los niños y
niñas.
Desgraciadamente
los prejuicios sociales que nos son tan inherentes en México nos
llevan a conductas discriminatorias, nos es muy dificil pensar en una
sociedad de iguales en la que nuestras mismas diferencias nos
garanticen igualdad en derechos y servicios, por ello es importante
recalcar que en nuestro país contamos con leyes que nos garantizan
igualdad, pero para ello es necesario conocerlas. Son casi 10 años
de lucha por la igualdad y estamos muy lejos de conseguirla. Nos
segregamos, nos asociamos como iguales pero no le damos esa igualdad
a los grupos que consideramos diferentes por cuestiones raciales,
económicas, sexuales, de salud o sociales.
Los
miedos sociales son todavía muchos, pero cada día que pasa nos
acercamos a una sociedad más igualitaria si todos ponemos un poco de
nuestra parte y vamos cambiando actitudes como pueden ser no
discriminar por factores económicos, ricos y pobres no son la
generalidad, son solo extremos de la escala económica, este infinito
de grises que se marca por el dinero nos hace iguales aún cuando los
tintes sean diferentes. De igual manera sucede en el sector sexual,
homosexuales y heterosexuales son el blanco y el negro de la
sexualidad, pero entre ellos se pintan miles de variantes, permitamos
que el prójimo viva su sexualidad tan libremente como la vivimos
nosotros y garantizaremos una libertad fundamental que es la sexual.
No hay libertad política si no hay libertad sexual. Las familias
diversas (familias que no son con un papa y una mamá sino que pueden
ser dos papás y dos mamás) son tan antiguas como la sociedad misma.
Ahora gozan de derechos civiles y políticos, pero siempre se han
gestado y han dado como resultado ciudadanos que cumplen con todas
las de la ley. No dejemos que los prejuicios lleguen a los niños por
el hecho de tener oportunidades sociales diferentes, brindemos
igualdad y tratemos a todos los niños y niñas por igual pues si
ellos viven igualdad van a ser capaces de ser adultos igualitarios y
bondadosos. No marquemos a nuestros hijos con lo peor de nosotros
sino con lo mejor, no creemos niños xenófobos sino una infancia de
justicia social. No les enseñemos a ser autoritarios y prejuiciosos
con las trabajadoras del hogar, enseñémosles mejor a reconocer el
esfuerzo y el trabajo de las mismas, a brindarles mejores sueldos y
oportunidades, a ponderar su educación y superación personal para
que en la escala social suban de nivel y no las mantengamos siempre
como trabajadoras domésticas. Brindémosles todas las garantías de
ley de cualquier trabajador y respetemos sus vacaciones y aguinaldos,
sus días de descanso, y cualquier otra mejora que podamos hacer a su
condición social y económica.
Mostremos
respeto y bondad hacia los adultos mayores y crearemos una sociedad
mejor, cuidemos a nuestros enfermos, respetemos los derechos de la
infancia y de los jóvenes, regalemos libertad en lugar de normas
sociales estríctas en las que el crecimiento del ser humano se ve
demeritado.
Promulguemos
el "donde me ves te verás" nadie tenemos la salud comprada
y mucho menos la vida, los enfermos, los discapacitados, son personas
que han tenido la desgracia de nacer así o de haber sido expuestos a
riesgos en los que su salud se ve comprometida, tal es el caso del
VIH/SIDA ante el cual todos somos vulnerables. Hoy en día sabemos
mucho más de esta pandemia, hemos vivido más de 30 años con ella,
pero aún así es importante conocer que ante la condición VIH
tenemos que respetar la condición de la persona antes que su
enfermedad. Por ello es mucho lo que se tiene que trabajar con este
estigma para lograr darles una calidad de vida igualitaria a las
personas que viven con VIH. Ya pasamos la etapa del terror en la que
se le temía a los enfermos creyendo que con el simple contacto
social se podía contraer la enfermedad. Ahora sabemos como
protegernos y podemos ser incluyentes con las personas que sufren la
pandemia. No pasa nada por vivir en la misma casa o trabajar en el
mismo lugar y nadie es culpable de ser víctima de un virus que se ha
propagado mundialmente. Ahora, con el debido tratamiento, su calidad
y cantidad de vida se ve incrementada enormemente y cuentan con
garantías sociales importantes. No discriminemos a los enfermos, por
el contrario, ayudemos a que su vida sea lo más común y gustosa
posible.
Libremos
la batalla contra los prejuicios y dejemos de llamar a la gente por
como se ve o cuanto vale, llamemos a la gente por su nombre,
hablémonos de tú, enseñemos a los niños a no cometer abusos en la
escuela por diferencias físicas, sociales, económicas, sexuales,
religiosas o políticas. No hagamos de las escuelas guetos
discriminatorios sino auténticos centros de educación y saber de
donde salgan mejores ciudadanos y no seres llenos de prejuicios.
Pugnemos por la educación de calidad para generar mejores personas,
mejores seres humanos, empecemos por los más jóvenes para que en
algunos años tengamos una sociedad más democrática e igualitaria.
Les
deseo un comienzo de año de menor discriminación y mayor igualdad.
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