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viernes, 13 de julio de 2012

La Visibilizacion de las Lesbianas


 






Cuenta Claudia Hinojosa que en los 70s era impensable que una mujer perdiera la tranquilidad por otra, socialmente evadido, el lesbianismo no era una opción sexual, una mujer sin hombre estaba condenada por la sociedad a ser relegada y vista como solterona, las solteronas que se acompañaban las unas a las otras eran vistas con cierto recelo o compasión romántica. La concepción estaba completamente ligada al sexo tradicional y la posibilidad de un embarazo asistido era parte de la ciencia ficción. Los homosexuales eramos la escoria de la sociedad, los perversos sexuales pues todavía se le catalogaba como enfermedad mental por los psiquiatras. Pasarían muchos años antes de que en 1990 saliera la homosexualidad del catálogo de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud.

En el panorama las lesbianas en México comenzaban a ser una realidad gracias a Chavela Vargas y su Macorina. Chavela era la nueva Lucha Reyes que le cantaba a las mujeres en un nuevo contexto en el cual la seducción entre féminas era palpable. Ponme la mano aquí Macorina, ponme la mano aquí. Relegado a los manuales de sexología y a las películas pornográficas que venían del extranjero, tener una lesbiana en la familia era más que desgracia, estábamos condenadas a la esterilidad, la soledad, la oscuridad y el estigma social que en esa época consistía en la invisibilidad y la condena.



La posibilidad de una sexualidad diversa a la heterosexual con su majestuoso y todo poderoso coito no tenia cabida en la mente de las mujeres y el lesbianismo resultaba un misterio sexual ininteligible. ¿Cómo pueden tener sexo sin un pene? La información sobre la sexualidad era muy limitada y todo estaba estigmatizado en una decencia incómoda e hipócrita. La prostitución era sin duda muy socorrida y la bisexualidad en la mujer era cosa del espectáculo sexual de los burdeles. El clóset era el espacio al que estábamos relegadas pero comentan que en esa estructura social no había una esperanza de vivir fuera de él o de siquiera asomarse al exterior.


Partimos los homosexuales del estigma y de la auto denigración, sin duda eso nos coloca en una posición de vulnerabilidad. Sin embargo nuestra autonomía y visibilización son nuestras mejores aliadas. Fue gracias al movimiento feminista que la agenda de las lesbianas llega a las conferencias internacionales de la mujer y así a partir de los 70 y hasta la fecha se ha mantenido vigente de una u otra forma. Esto ha hecho que la sexualidad se considere un asunto pendiente de confirmación, nos identificamos sexualmente con una u otra forma afectiva y ya no vivimos en la sola vía de la heterosexualidad erótico afectiva.

Expulsadas de la maternidad no existía el concepto de familias diversas, sin embargo las había. En plena época de la mayor invisibilidad surge una familia diversa, Carmen Hernández y Jane Mason, empresaria y bailarina, pareja diversa, adoptan 8 niños y 3 niñas. Por supuesto que Carmen y Jane dormían juntas, pero para los niños Carmen era su abuelita y Jane su mamá, así vivían la invisibilidad voluntariamente los Mason Hernández en 1970 en el corazón de las Lomas de Chapultepec.



El feminismo reclamaba el poder sobre el propio cuerpo, las mujeres ya no eramos sujeto de esclavitud sexual condicionada por las buenas costumbres y el deber ser. La sexualidad comenzaba a ascender por la lenta y larga escalera de los temas abiertamente aceptados. El divorcio se hacía cada vez más común y las familias de padres o madres solteros o divorciados se hicieron más visibles. Surgíamos los hijos de padres divorciados y nos juntábamos en los recreos para hablar del divorcio, ese secreto a gritos que no debíamos repetir pero que tantos y tantas teníamos en común.

Las lesbianas estaban en un primer plano que como un diamante en agua no se notaba, canciones de Lolita de la Colina y de Imelda Miller eran cantadas en todas las estaciones de radio y los sitios públicos. Sarita García era la abuelita del cine nacional mientras que les agarraba el trasero a las maquillistas y vestuaristas en los foros. En las pantallas chicas Mari Cruz Olivier era la cara de las telenovelas mientras que su vida era su propio melodrama ocasionado por su cada vez más sonada homosexualidad. Carmen Montejo, más prudente, pero no por eso menos lesbiana también hacía de las suyas junto con Beatriz Sheridan en los foros del cine y la televisión. Por el otro lado las bisexuales no andaban nada lejos, la novia de América, Angélica María tenía romances con Jaqueline Andere a espaldas de sus maridos y sus respectivas mamás. Los medios mantenían una sana distancia ante la posible homosexualidad de sus ídolos. Había mujeres más osadas como Denisse de Kalaffe, Patricia Reyes Spindola y Talina Fernández que mostraban abiertamente sus amores en una sociedad que insistía en mantener ante todo el silencio. Nancy Cárdenas, valiente y líder se mostró públicamente y la prensa despertó. La palabra lesbianismo comenzó por aparecer en los periódicos más prestigiosos, siempre desde el punto de vista patologizado y prejuicioso, con el morbo en primer plano y la sociedad repitiéndolo. De las leyendas del cine nacional se ha dicho mucho y se ha heredado más, así Miroslava se suicida ante la imposibilidad de mostrarse lesbiana ante el mundo que la veneraba, la mismísima María Félix había tenido amoríos con Eva Perón. Frida Kahlo había sido conocida por su amor a Diego y sus amantes hombres y mujeres. Ya en el siglo XVII contábamos con Juana de Asbaje entre las filas de las lesbianas y sus versos de amor para la virreina, para los 70s sor juana se convierte en un icono para el feminismo y más tarde para las lesbianas mexicanas.

Lambda fue la primera organización de lesbianas organizadas que se visibilizó en la ciudad de México decían bien dicho que una mujer sin hombre era como un pez sin bicicleta. Surrealista como la misma Claudia Hinojosa, ser de luz que ilumina caminos y ha visibilizado lo mejor del mundo lésbico del siglo pasado y el presente, en efecto un pez no necesita una bicicleta y una mujer no necesita un hombre para sentir amor y placer, muchas veces necesita una mujer. Las lesbianas somos las menos visibles hasta la fecha, en pleno siglo XXI resultamos todavía un misterio sexual por desvelar, eramos en los ochenta las menos de las menos sin embargo las más de las más visibles. Fueron varias lesbianas, entre ellas Nancy Cárdenas, que ahora dirige teatros en el cielo, Alma Aldana, filántropa y activista, Luz María Rojas, María Castro, Luz María Medina... y las que siguen, siguieron y seguirán. Nuestras activistas, artistas, mujeres, feministas y proveedoras somos y seguimos, estamos y estaremos cada vez más y más visibles porque ahí está la fuerza de la despatologización de la condición lesbiana. Vernos reflejadas, reconocernos lesbianas en las calles, en los cines, en los museos, en las marchas, en los cafés y los bares de la zona rosa, en las sex shops, hemos dejado atrás la invisibilidad, ahora somos el sueño húmedo de las masas.
Dos mujeres en la cama somos el cenit de la voluptuosidad, ese misterio de cómo satisfacer una a la otra o una sola y con la otra es sin duda la causa de mucha lubricidad en el siglo XXI, el lesbianismo ya no es una palabra nueva, es una connotación que implica tanto una represión como una liberación, es la posibilidad de desafiar una norma que se da por funcional y que no necesariamente es así todo el tiempo, la exploración de la sexualidad en el siglo XXI es tarea obligada de una diversidad que por primera vez se hace visible, palpable y saboreable. El placer por el placer en la no concepción es sin duda algo muy nuevo para la humanidad. Las familias de dos padres o dos madres ya son una realidad avalada por el estado en una victoria más por los derechos humanos igualitarios. Hoy por hoy ser homosexual no implica no tener hijos o familia. Contamos con mecanismos legales de asociación civil en la que podemos contraer obligaciones y derechos ante el estado tratándose de dos mujeres o dos hombres en la Gran Tenochtitlán esperemos que pronto podamos decir lo mismo de todo el territorio nacional.

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