Que Sacrificio
La familia Duarte en la
estancia de su casa. El Sr. Duarte y la Sra. Duarte charlan con el
Señorito de buena familia (acomodada).
Sra: Debe haber sido
terrible su accidente Señorito Lerdo de Tejada.
SRITO: Téngame más
confianza Sra. Duarte, llámeme Don Agustín, que ya estoy mayor para
eso del señorito.
SRA: Como usted guste
(Enfatizando) Don... Î
SR: (SALVANDO UNA POSIBLE
DESCORTESIA HACIA LA VISITA) ...Agustín, no es usted solo un noble
caballero sino un hombre de suerte, cualquiera hubiera perdido hasta
la... (BUSCA LA PALABRA PRECISA) hasta la...
SRA: (ARREMETIENDO CON LA
GROSERIA) Hombría.
SR: ¡La vida!, mujer,
la vida... (CLARAMENTE HACIA LA VISITA) En una caída como la que
usted tuvo.
SRITO: Para mi fortuna
usted se equivoca Sr. pero para mi desgracia la Sra. Duarte acertó
en toda su ordinaries y grosería.
SR: Quiere usted decir
que (HACE SEÑA DE QUE NADA DE NADA).
SRITO: La hombría no se
mide en pulgadas Señor Duarte, se mide en destreza, en ingenio, y
sobre todo, en apetito.
SRA: ¿Pero no lo del
apetito parte de ESA parte?
SRITO: No Sra., parte de
otra parte, de la mente, de la cabeza, y créame señora que para un
bicéfalo macho como yo, perder la cabeza de la polla no es mayor
detrimento para una cabeza que, como la mía, está muy bien puesta
en lo que quiere...
SRA: ¿Y qué es lo que
quiere de nosotros?
SRITO: La Sra. Duarte
hace las preguntas del jefe de familia.
SR: Discúlpela Don
Agustín ella siempre ha sido muy atrabancada.
SRA: Atrabancada nada,
soy directa y me intriga lo que este Don Jorobas quiera en mi casa.
SRITO: No espero que una
mujer como usted entienda la realeza que mi joroba representa: Mi
tatarabuelo, El Conde de Tejada, fue el primero en portar una
deformidad del lado izquierdo de la espalda; mi bisabuelo, El
Conquistador Lerdo de Tajada, la portaba del lado derecho; mi abuelo
tuvo la deformidad en la Ingle, por desgracia la vulgaridad típica
del pueblo lo hizo pasar como Francisco Lerdo de Cojones. Mi padre la
llevaba en el pecho y yo tengo el honor de llevar todas esas
deformidades juntas.
SR: No hacen falta tantas
explicaciones. La clase y la nobleza las lleva usted en el porte Don
Agustín.
SRITO: No está de más
que la Señora Duarte, su amada esposa a la que tanto desagrado, vaya
enterándose de la clase de parentela política que va a adquirir.
SRA: José María
explícame lo que este hombre dice.
SRITO: No hace falta mi
querida señora, para eso he venido hoy aquí, para solicitarle la
mano de su hija Lucillita. ›
SRA: Pero cómo se
atreve, Lucillita es una niña, apenas cumplió los 13 años, (AL SR)
es el sol de esta casa. (CONTUNDENTE) No está lista para casarse.
SRITO: En todo concuerdo
con usted menos en lo último, las féminas están listas para
casarse desde que son concebidas; Eva estuvo lista para Adán desde
que Dios Nuestro Señor la sacó de su costilla...
SR: En eso Don Agustín
tiene razón mujer.
SRA: Pero si este hombre
aparte de llevarle más de 30 años a Lucillita es un fenómeno
cuajado de bolas por donde se le mire menos donde se les necesita.
SRITO: Señora Duarte, no
acepto una referencia más hacia mis genitales.
SRA: ¿Cuáles genitales?
SR: María Elena te estas
sobrepasando.
SRITO: Pues no tendré
cojones pero sí muchos dineros para pagar por mis carencias y créame
que precisamente por ellas estoy dispuesto a prescindir de alguien de
mi linaje y casarme con su hija que es de poca cuna.
SRA: ¡Poca cuna! Su
padre no será el Duque de Tajada pero junto a usted es el Infante
Don Cojones, las niñas son prueba de ello. ¿Qué vida le ofrece
usted a mi hija? Una vida sin placer, sin descendencia, sin amor, sin
pasión, sin igualdad...
SRITO: Por supuesto, ¿qué
no es obvio? Pero con comodidades, sirvientes, lujos y dignidad; que
es más de lo que ustedes podrán ofrecerle en corto.
SRA: ¿De qué habla?
SR: Mujer, la casa se ha
perdido y pronto estaremos viviendo en la calle. Don Agustín nos
ofrece pagar el adeudo de la casa y pasarnos una mesada...
SRA: Así que Don Agustín
nos quiere rentar a la niña.
SRITO: Digamos que se la
compro con un enganche y cómodas mensualidades. Estoy dispuesto a
dignificar su posición y no a tomarla como concubina nada más
porque después del accidente el dejar de ser soltero favorece mi
imagen, no porque quiera nada con la familia Duarte.
SR: Cuenta usted con mi
entera aprobación Don Agustín, y con la de mi señora esposa.
Mujer, ve por la niña para que se despida de su futuro esposo.
SRITO: Los monjes del
verbo encarnado nos harán los honores, es una tradición familiar.
SRA: Nunca falta un cura
que apadrine semejantes bodas. (SALE)
SRITO: Ni unos padres
quebrados que proporcionen a la novia.
REGRESA CON LA NIÑA SE
RECREA EL CAPRICHO 14 Y SE CONGELAN.
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