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domingo, 8 de mayo de 2011

Historia de las Lesbianas 2


Mis queridas alumnas hoy nos toca seguir con la historia de las lesbianas durante la antigüedad. Hoy veremos la antigua Roma y el nacimiento del cristianismo. En Roma la sexualidad de los hombres está bien documentada y las mujeres brillan por su participación en ella. Por el otro lado las lesbianas ni siquiera existíamos, se nos consideraba seres monstruosos capaces de penetrar mujeres y hombres con nuestros clítoris crecidos a dimensiones descomunales. Se consideraba al hombre el único capaz de brindar placer y gestar vida. Las mujeres eramos el elemento pasivo que cumplíamos con la procreación y con el placer de los hombres.
Las prostitutas tenían un lugar en la sociedad y los burdeles eran monumentales. Recordemos que el Emperador Calígula ordenó convertir el palacio real en un burdel en el que las mujeres patricias eran vendidas al mejor postor. Las esposas de los senadores se convirtieron en prostitutas imperiales.
La historia de la sexualidad siempre la habían escrito los hombres y la sexualidad femenina fue definida por ellos también. No será sino hasta el siglo XX que las mujeres comenzamos a gestar nuestra propia historia de la sexualidad.
Durante el nacimiento del cristianismo no aparecen lesbianas en todos los evangelios, Jesús no hace mención a homosexuales ni hombres ni mujeres. Pero con la aparición de San Pablo cambia el panorama. Pablo es posterior a Jesús, no conoció al maestro en vida y era un fiel perseguidor romano de cristianos hasta que sufre la conversión en el camino a Damasco. En su epístola a los romanos sí menciona las prácticas homosexuales entre hombres y mujeres y las condena fuertemente. Esto nos reafirma la existencia de lesbianas en el imperio romano. Desde ahí viene el rechazo de las iglesias cristianas a los homosexuales. Entendamos que la procreación era el único pretexto para tener sexo. El sexo era una actividad vergonzante de la cual  la mujer no debía tener placer de ningún tipo sino quedar embarazada y dar hijos. El sexo homosexual es solo por el placer pues no tiene ninguna función biológica fuera de alcanzar el orgasmo.
Este rechazo sigue vivo entre las comunidades religiosas en las que se nos considera almas perdidas por haber incurrido en un pecado mortal. Teológicamente esto puede ser ampliamente debatido pues la salvación de las almas es para todos los pecadores y no pecadores. Cristo murió en la cruz para que nuestros pecados fueran perdonados y es así como las comunidades cristianas tienen que ver a los homosexuales, somos los primeros en la lista de redención.
Durante el cristianismo primitivo la mujer cobró un lugar significativo y si bien no tenemos ejemplos de actividad sexual entre mujeres sí sabemos que muchas quedaron solteras y vivieron años en compañía de otras mujeres sin que ésto fuera mal visto. Por primera vez la mujer pudo negarse a ser instrumento de la sexualidad masculina.
De tarea les dejo que revisen la epístola de San Pablo a los romanos y hagan sus consideraciones al discurso del Santo.

FOTO: Crucificia de Fabiola Díaz de León

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