Tal vez amable lector durante el mismo tiempo que usted lee
estas líneas en Tepepan, en el reclusorio femenil, Yakiri Rubí Rubio Aupart
está purgando una condena que no le corresponde. Meses de la vida de una joven
mexicana se pierden entre términos legaloides y misoginia de estado. Pero no
existe el tiempo perdido, gracias a sus muchas horas de reclusión la justicia
mexicana tiene la oportunidad de corregir su senda, rectificar el rumbo,
proveer justicia y no solo manosearla y venderla al mejor postor como han hecho
tantos funcionarios y funcionarias en este país. ¿Hasta cuándo vamos a lucrar
con el bien de los demás? Alguna vez México recuperará la dignidad original, el
orgullo, la ética, el amor por la verdad, el respeto a la realidad y sobre todo
el anteponer el bien de la nación al del ciudadano infectado de corrupción.
Lleno de irregularidades el proceso de Yakiri por el
homicidio calificado de Miguel Angel Ramírez Anaya, su violador, su agresor, su
secuestrador. Un tipo por demás insignificante, un malhechor cualquiera con más
de 5 averiguaciones previas, un agresor sexual, un vecino de la doctores, una
madrina de la PGJDF, un cargador de los desalojos del TSJDF, un cuate del MP de
la Agencia 50, un criminal menos en las calles que encontró la muerte en la
misma daga que empuñaba para sojuzgar a una persona 40 kilos y 30 cms más
pequeña que él. Un cómplice que con su hermano, Luis Omar, parte acusadora de
Yakiri y su verdugo también, se divirtieron una tarde el 9 de dic a costillas
de una chica de 20 años, que modificaron toda la escena del crimen, que
profanaron el cuerpo del occiso con 13 heridas más, que desaparecieron el
cadáver sin reconocer qué sustancias había consumido el agresor. Sabemos que fumaron
marihuana frente a Yakiri, que la PGJDF quiso desaparecer la bacha porque
contenía el DNA del acusador infame. Que Luis Omar tuvo que dejar a Miguel
Angel violando a Yakiri porque su esposa lo mandó llamar para decorar el altar
de la virgen de Guadalupe que está a la entrada de la vecindad donde vivían
todos.
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