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miércoles, 12 de febrero de 2014

YAKILIBRE: PARTEAGUAS EN LA JUSTICIA MEXICANA



Tal vez amable lector durante el mismo tiempo que usted lee estas líneas en Tepepan, en el reclusorio femenil, Yakiri Rubí Rubio Aupart está purgando una condena que no le corresponde. Meses de la vida de una joven mexicana se pierden entre términos legaloides y misoginia de estado. Pero no existe el tiempo perdido, gracias a sus muchas horas de reclusión la justicia mexicana tiene la oportunidad de corregir su senda, rectificar el rumbo, proveer justicia y no solo manosearla y venderla al mejor postor como han hecho tantos funcionarios y funcionarias en este país. ¿Hasta cuándo vamos a lucrar con el bien de los demás? Alguna vez México recuperará la dignidad original, el orgullo, la ética, el amor por la verdad, el respeto a la realidad y sobre todo el anteponer el bien de la nación al del ciudadano infectado de corrupción.

Lleno de irregularidades el proceso de Yakiri por el homicidio calificado de Miguel Angel Ramírez Anaya, su violador, su agresor, su secuestrador. Un tipo por demás insignificante, un malhechor cualquiera con más de 5 averiguaciones previas, un agresor sexual, un vecino de la doctores, una madrina de la PGJDF, un cargador de los desalojos del TSJDF, un cuate del MP de la Agencia 50, un criminal menos en las calles que encontró la muerte en la misma daga que empuñaba para sojuzgar a una persona 40 kilos y 30 cms más pequeña que él. Un cómplice que con su hermano, Luis Omar, parte acusadora de Yakiri y su verdugo también, se divirtieron una tarde el 9 de dic a costillas de una chica de 20 años, que modificaron toda la escena del crimen, que profanaron el cuerpo del occiso con 13 heridas más, que desaparecieron el cadáver sin reconocer qué sustancias había consumido el agresor. Sabemos que fumaron marihuana frente a Yakiri, que la PGJDF quiso desaparecer la bacha porque contenía el DNA del acusador infame. Que Luis Omar tuvo que dejar a Miguel Angel violando a Yakiri porque su esposa lo mandó llamar para decorar el altar de la virgen de Guadalupe que está a la entrada de la vecindad donde vivían todos.

No estamos en el México callado que suprime y tolera, que aguanta y se traga las ofensas, estamos en un México del siglo XXI en el que podemos reclamar, exigir, presionar, gritar, denunciar, tenemos con qué y por dónde. Existen las comisiones, existen las leyes, la gente, los funcionarios no son la ley, son servidores públicos cuya obligación es cumplir la ley, el que no esté dispuesto a hacerlo, el que piense que puede torcer la balanza de la justicia a su favor por unos pesos, el que quiera jugar al padrote de la dama de los ojos vendados está ya en el país equivocado. Lo mismo va para los que compran funcionarios, no tiren su dinero comprando espejitos por diamantes, proceso ilegal es proceso que caerá. No somos mercancía en este país, somos ciudadanos y como tales exigimos que nuestro país brinde los servicios que nos promete y nos debe, México somos todos, Yakiri es solo la punta de la lanza de cientos, tal vez miles, de procesos que son ilegales o infundados, de cientos o tal vez miles de mujeres y hombres inocentes que han sido violentados en sus derechos. Queremos que eso termine, ni un caso más, ni una venta más, si vendes justicia, tiembla que el bolsillo está por explotarte en las manos y eso, la libertad que tú privaste, será cambiada por la tuya. Eso pasará con Yakiri, eso pasará en México y no tengo boca de profeta, pero pluma sí. Un México Justo, un México con #yakilibre YA.

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